martes, 10 de noviembre de 2015

(La gran sorpresa que me llevé)

Lo que me pasó ayer, uff. Casi muero al verte ahí mi amor hermoso. Estaba en el instituto tranquila, haciendo mis cosas de lengua cuando mamá abre la puerta y --¡Sebastián Montiel!—dice anunciando su llegada. Sí, sí, sé que es en la primer A la tilde pero el Word me corrige así yo no tengo ganas de agregarlo. En fin, volviendo al tema. Entra y al parecer le muestra o le da algo a mamá, y preferí no saber qué era, pues estaba distraída en la Wikipedia buscando algo sobre el libro “Estudio en escarlata”. No sé si me miró, o qué, pero empiezo a sentir mis latidos más fuertes y se empieza a acelerar mi corazón, aquel ataque ya no fue tanto así, sino que este latir se sintió también en mi mejilla izquierda y toda mi cara enrojecida por aquella sorpresa que me ha dado él al entrar. Vino para decirle a papá algo, y al escuchar su voz apenas y papá le saluda ahí empieza a darme un ataque de pánico intenso. Intentaba leer lo que había encontrado para intentar calmarme, pero no lo conseguía. Apenas y se va, ahí recién logro calmarme y parto hacia inglés que estaba unos salones más allá de donde se encontraba el salón de mamá. Voy con la cabeza en otro lado, y aun desconcentrada empiezo a hacer un diálogo con Romina, una de las chicas que está conmigo esos días. Mientras el profesor Exequiel revisa mi clase anterior de inglés en la escuela y corrige al parecer ¡errores ortográficos que tenía el profesor Sergio! Me pongo a hacer el diálogo oral con Romina y como las dos estábamos desconcentradas el profesor nos ayudó un poco. Termino de hacer el diálogo con ella cuando el profesor nos dice que estaba bien lo que dijimos, después me pongo a hacer lo que me faltaba de inglés con el teacher y ahí termina todo. Ahora estoy aquí en casa escribiéndote y haciendo mis tareas. Por fortuna no le pasó nada al peluche que mi amor me dio, pues los animales habían hecho desastres en casa y mi cama estaba llena de restos de no sé qué o mejor dicho restos de lo que al parecer eran toallitas o restos de algodón me fijé en mi amado peluche y estaba bien. Ahora está exhibiéndose en el escritorio donde me encuentro ahora y contemplando mi habitación por así decirlo.

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